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Terapia para niños y adolescentes con autolesiones

Terapia para niños y adolescentes

Autolesiones

La autolesión NO suicida es el acto de dañarse deliberadamente el propio cuerpo, como cortarse, quemarse o hacerse arañazos, lo cual es también bastante común en adolescentes.

Normalmente, no pretende ser un intento de suicidio, pero debe ser identificado y abordado.

El comportamiento autolesivo comienza normalmente en la pubertad y puede parecer un comportamiento suicida, pero en realidad NO tiene por qué serlo.

La persona que se autolesiona NO está intentando matarse, sino aliviar la angustia emocional que está sintiendo.

Este comportamiento nos indica un grave dolor psíquico, que progresivamente sí puede llegar a resultar en un intento de suicidio; además de ser un comportamiento muy peligroso ya que la persona que se autolesiona, puede llegar a hacerse más daño del que en un inicio pretendía, o bien desarrollar infecciones o problemas médicos a causa de la propia autolesión.

De cara a ayudar a los adolescentes en los que se observan cortes, arañazos, golpes, quemaduras o similar; es necesario entender primero el impulso que tienen estas personas.

Por ejemplo, autores como Ron Steingard, del “Child Mind Institute”, sugieren que les sirve de distracción de ese dolor emocional como mecanismo de afrontamiento; mientras que otros lo hacen porque se sienten desprovistos de sensaciones físicas por dentro, esto ocurre al estar desconectados emocionalmente del mundo externo, al estar viviendo situaciones altamente estresantes, y necesitan autolesionarse para poder sentir algo.

Por otro lado, la autolesión tiene lenguaje en sí mismo; cuando un niño/a, se autolesiona, es más probable que su madre o padre le hagan el caso que necesita y es por lo tanto una forma de expresar o comunicar sus emociones, y que obtenga esa empatía y preocupación por parte de ellos.

Otros niños se autolesionan en silencio y se concentran únicamente en calmar el dolor sin compartirlo.

La conducta autolesiva se irá viendo reforzada al verse como una manera de aliviar de manera temporal el dolor, como forma de enfrentarse a sus problemas, por lo que cuanto más se autolesionan, más se reforzará la conducta.

Señales de autolesión NO suicida:

  • Hablar de autolesionarse.
  • Cicatrices sospechosas.
  • Heridas que no se sanan o empeoran.
  • Cortes en el mismo lugar.
  • Aislamiento cada vez mayor.
  • Guardar herramientas afiladas como vidrio, alfileres, cortaúñas; etc.
  • Vestir camisetas de manga larga, aunque haga calor.
  • Evitar actividades sociales; ponerse muchas “tiritas”.
  • Negarse a usar los vestidores o a cambiarse de ropa en la escuela.
  • Desencadenantes.

Algunos motivos de autolesión suele ser tras un evento concreto estresante, muy relacionado con situaciones de rechazo percibido.

Es importante saber que una hipersensibilidad al rechazo suele estar relacionado con la vulnerabilidad suicida según autores como Philippe Courte, por lo que es muy importante que, como padres/madre o personas significativas en el mundo de ese niño/a/adolescente, se sepa identificar estos casos de autolesión.
El abordaje del estudiante con autolesión NO suicida debe ser trabajado estrechamente en colaboración con los progenitores.

Pautas útiles a seguir con personas que se autolesionan:

  • Mostrar interés y preocupación sobre las autolesiones.
  • Preguntas abiertas sobre qué está pasando y desde cuando se producen las autolesiones.
  • No hacer demasiadas preguntas sobre la autolesión, centrarnos en que queremos ayudarle.
  • No juzgar, enfocarnos en las emociones y no en la autolesión en sí, debemos saber qué está pasando.
  • La autolesión es el síntoma de algo mucho más complejo y subyacente como la depresión y la ansiedad ofrecer ayuda, intervención con la familia y derivación.
  • Podemos enseñar a la persona que se autolesiona a utilizar otras formas menos lesivas para gestionar las emociones tales como pintar o dibujar; escribir sentimientos negativos y luego romper el papel; escuchar música, golpear o gritar a una almohada; hablar con familiares o amigos; tomar un baño o ducha; o bien hacer deporte.

En cuanto a la familia, deben ayudarle a confiar más en sí mismo y a buscar ayuda profesional.

La derivación a un profesional debe ser lo antes posible para que NO termine resultando en un intento suicida.